Las personas somos seres sociales y por tanto somos los motores de la sociedad y también de sus cambios. Pero, ¿qué factores han favorecido el cambio que nos ha llevado al consumo y a la economía colaborativa?
Internet y la cultura digital
Es obvio que el mundo ha cambiado gracias a Internet, que ha llevado a la aparición de una cultura propia de los entornos puramente digitales.
Los bits son abundantes, podemos experimentar mucho y podemos romper muchas normas del mundo físico que no tienen aplicación en el espacio digital. Este cambio cultural ha pasado por 3 fases:
- En la primera fase internet se entiende básicamente como un gran altavoz donde los medios tradicionales lanzan sus mensajes y no se relacionan con sus lectores.
- La segunda fase incorpora más interacción y bidireccionalidad. La gente crea contenidos (YouTube, Flickr o blogs como ecointeligencia), participa en grandes proyectos colectivos y abiertos (Wikipedia), crea comunidades por afinidad (Facebook), evalúa a desconocidos (eBay) y decide que el acceso es mejor que la propiedad (Spotify o Netflix). La democratización de la generación de valor en el entorno digital ha provocado una verdadera revolución, que ha puesto a muchos sectores patas arriba y ha obligado a reinventar muchos modelos de negocio.
- La tercera fase es la que llega con el consumo y la economía colaborativa. Estamos empezando a sacar del entorno web lo que hemos aprendido a hacer en internet. Las plataformas digitales del consumo colaborativo sirven para el encuentro y la generación de confianza en el espacio digital, pero las interacciones ocurren (o tienen impacto) en el espacio físico.
Así pues, gracias a internet hemos redescubierto el poder que tienen las comunidades de ciudadanos organizados de manera ágil y con un objetivo común compartido.
También hemos experimentado que no necesitamos ser propietarios de las cosas para poder disfrutarlas. Son cambios culturales muy profundos y rápidos a los que nos hemos tenido que adaptar los que nacimos antes de internet , y son simplemente lo normal para los nativos digitales.
La tecnología omnipresente
Ha habido una evolución tecnológica que nos permite permanecer conectados todo el día y sin necesidad de estar sentados frente a un ordenador.
En lo relativo al consumo colaborativo, los teléfonos inteligentes (smartphone) ayudan a que el uso de las plataformas sea muy ágil, y al mismo tiempo aportan soluciones a temas como la identidad digital, la geolocalización, sistemas de pagos y en general una mayor velocidad de respuesta entre los usuarios.
La crisis económica
Por supuesto, la crisis económica ha dado mayor velocidad a los cambios que ya estaban en marcha. Las crisis siempre han empujado a la gente a espabilarse, a agudizar el ingenio, a buscar otros caminos y a aprovechar las oportunidades. Al fin y al cabo, crisis es sinónimo de cambio, de alternativas. En ese sentido, la crisis económica mundial que estalló a finales de 2007 (y sigue en marcha) ha ejercido también de motor del consumo colaborativo. Frente a la reducción de la capacidad adquisitiva de muchas familias e incluso la pérdida de empleo, servicios como Airbnb (para alquilar habitaciones) o BlaBlaCar (para compartir trayectos en coche), han permitido ganar unos ingresos extra muy necesarios o minimizar los gastos.
La crisis también ha ayudado a que mucha gente se replanteara sus comportamientos y pensara en otra manera de hacer las cosas a título individual. Los conceptos de la época de la burbuja inmobiliaria empezaron a sonar mal. La sociedad se está despertando con resaca de todo ese hiperconsumo, y busca alternativas.
La crisis ha destruido la confianza que se había depositado en gobiernos, partidos políticos y grandes empresas
La ciudadanía ha visto en el consumo colaborativo una manera de unirse, autoorganizarse y poder confiar más los unos en los otros. Las plataformas de consumo colaborativo se han convertido en un mecanismo de redistribución de confianza entre los ciudadanos.
La combinación de cultura digital + tecnología omnipresente + crisis económica ha resultado ser la fórmula perfecta para poner a rodar la economía colaborativa, ¿no crees?
Si te interesa el mundo de la economía colaborativa, te recomendamos una excelente lectura, el libro de Albert Cañigueral titulado Vivir con menos: descubre las ventajas de la nueva economía colaborativa, también disponible en la zona de descargas de ecointeligencia.
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