Así ha denominado el Secretario General de la ONU, António Guterres, al último informe elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), y que llama a la acción climática es necesaria en todos los frentes.
Este estudio elaborado por el IPCC, denominado Cambio climático 2023: informe de síntesis, pone de manifiesto las pérdidas y daños que se están produciendo y que se prevé que continúen produciéndose en un futuro próximo, y que están afectando con especial dureza a las personas y ecosistemas más vulnerables.
Las temperaturas ya han aumentado 1,1ºC por encima de los niveles preindustriales, como consecuencia de más de un siglo de quema de combustibles fósiles, así como de un uso desigual e insostenible de la energía y el suelo.
Esto ha dado lugar a fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos que han causado impactos cada vez más peligrosos sobre la naturaleza y las personas en todas las regiones del mundo.
Se prevé que la falta de seguridad alimentaria e hídrica provocada por el clima aumente con el calentamiento: cuando los riesgos se combinan con otros fenómenos adversos, como pandemias o conflictos, se vuelven aún más difíciles de gestionar.
Si se quiere mantener la temperatura a 1,5ºC por encima de los niveles preindustriales, será necesaria una reducción profunda, rápida y sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en todos los sectores durante esta década.
Para que este objetivo tenga alguna posibilidad de alcanzarse, las emisiones deben reducirse ya a la mitad de aquí hasta 2030
El IPCC aporta como solución lo que denomina desarrollo resiliente al clima, que implica integrar medidas de adaptación al cambio climático con acciones para reducir o evitar las emisiones de gases de efecto invernadero de forma que se obtengan beneficios más amplios.
Ejemplos de estas acciones son el acceso a energías limpias, la electrificación con bajas emisiones de carbono, la promoción del transporte con cero o pocas emisiones y la mejora de la calidad del aire.
Los beneficios económicos para la salud de las personas derivados únicamente de tomar esta última medida serían aproximadamente los mismos, o incluso mayores, que los costes de reducir o evitar las emisiones.
La acción climática acelerada sólo será posible si se multiplica la financiación
Hay que destacar el papel que juegan los gobiernos para reducir los obstáculos a la reducción de las emisiones GEI ya que, mediante financiación pública, señales claras a los inversores y una ampliación de medidas políticas pueden acelerar este proceso.
Los cambios en el sector alimentario, el energético, el transporte, la industria, la edificación y el uso del suelo se destacan como vías importantes para reducir las emisiones, así como la adopción de un estilo de vida sostenible, que mejoraría la salud y el bienestar.
En este sentido enumeramos una serie de iniciativas (algunas de ellas muy conocidas) que identifica el IPCC en este informe y que tienen potencial para hacer frente al cambio climático durante esta década:
Despliegue de energías renovables
Reducir las emisiones exige una transición energética que requiere del abandono de los combustibles fósiles para producir energía y recurrir de manera decidida a fuentes de energías renovables, como la eólica y la solar.
El despliegue de renovables, principalmente eólica y solar, empieza a ser importante, esperándose que entre 2022 y 2027 se implante tanta capacidad de estos 2 tipos de renovables como en las 2 últimas décadas.
La caída en picado de los costes a estas energías ha provocado que la eólica y la solar sean unas de las fuentes de energía más baratas disponibles, aunque siguen representando una inversión financiera significativa.
Por eso, en este informe se resalta la necesidad a un mejor acceso a la financiación, en especial para los países en vías de desarrollo, para acelerar esta opción
Reducción de las emisiones relacionadas con los residuos y con los combustibles fósiles
Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son el principal culpable del cambio climático.
Aunque se habla mucho del dióxido de carbono (CO2), hay otros GEI que tiene un efecto importante en el calentamiento del Planeta. Es el caso del metano (CH4) que es hasta 80 veces más potente como GEI que el CO2.
Reducir las emisiones de metano para alcanzar el objetivo de 1,5°C requerirá que se reduzcan en un tercio antes de 2030.
Hay una amplia gama de fuentes de metano, pero algunos de los principales objetivos para la reducción de emisiones incluyen la producción de petróleo y gas, así como los residuos alimentarios.
Protección de los ecosistemas que capturan el carbono
Aunque la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) causadas por los humanos proceden del transporte, la energía y los edificios, alrededor del 20% de las emisiones mundiales proceden de la agricultura, la silvicultura y los cambios en el uso de la tierra.
Los efectos del cambio climático provocado por la humanidad amenazan nuestro sistema de soporte vital, la propia naturaleza, por lo que conservar y restaurar los ecosistemas naturales no solo será clave para preservar la biodiversidad, sino también beneficiará a las emisiones.
Los ecosistemas naturales pueden atrapar y almacenar carbono, y las selvas tropicales son nuestros mayores sumideros de carbono, así que preservar los ecosistemas es una forma asequible y valiosa de frenar el cambio climático.
Las políticas mundiales ya están contribuyendo a reducir la deforestación, siendo muestra de ello la firma a finales de 2022 por parte de 190 naciones de un compromiso de biodiversidad de la ONU para proteger el 30% del mundo natural para 2030.
Ecoeficiencia en el uso de vehículos, viviendas y en la industria
Recurrir al transporte público y a la bicicleta para algunos desplazamientos podría ser una forma económica de limitar las emisiones a corto plazo.
En este sentido, son muy importantes las políticas públicas que impulsan las medidas de eficiencia energética, desde las que afectan a los vehículos, como a los electrodomésticos y también a nuestras viviendas, todas ellas enfocadas en la reducción de las emisiones.
El aumento de la ecoeficiencia también puede contribuir al progreso climático en sectores como la aviación y el transporte marítimo, cuya reducción de emisiones es más difícil de plantear a corto plazo.
Finalizando, este análisis y las medidas planteadas deben ir acompañadas de salvaguardias para tener en cuenta a los más vulnerables, requiriendo un aumento de la financiación y las capacidades para la adaptación y las pérdidas y daños, y la promoción de políticas y normativas para que se potencie desde los gobiernos la acción climática.