¿Cómo reducir el impacto ambiental de nuestro entorno digital?

El avance de la digitalización es imparable y alcanza ya todos los rincones del Planeta y todos nuestros ámbitos de actividad, lo que conlleva un consumo ingente de recursos, tanto para la fabricación de los medios electrónicos como para su funcionamiento, siendo especialmente importante la energía que los alimenta.

El impacto ambiental de nuestro entorno digital está dominado por la fabricación de equipos, por los centros de datos y por las redes de comunicaciones

Desde nuestro punto de vista, la transformación digital es una de las vías fundamentales para conseguir una economía y una sociedad más sostenibles, siendo lo que se conoce como Tecnologías Habilitadoras Digitales (THD) claves para lograr procesos más ecoeficientes y responsables, además de proporcionar servicios más inmediatos y personalizados.

Según el Foro Económico Mundial (WEF) la digitalización puede contribuir a descarbonizar el Planeta reduciendo las emisiones de dióxido de carbono hasta un 35% en la próxima década

Sin embargo, aunque las herramientas digitales aporten soluciones con una demanda de recursos aparentemente menor que sus versiones analógicas, no podemos olvidar el impacto ambiental que causan en el Planeta.

En este sentido, la contaminación digital es un problema en aumento, tanto la que produce el modelo lineal dominado por el fabricar – usar – tirar, como la ligada al consumo de electricidad de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), que según estudios supone aproximadamente el 7% del consumo mundial, con previsión por parte de la Unión Europea (UE) que llegue al 13% en 2030.

Además, la llegada de la inteligencia artificial está provocando un aumento en las necesidades de cálculo, lo que provoca un mayor consumo energético y en una mayor obsolescencia del equipamiento, lo que trae consigo un incremento en la basura electrónica que generamos.

Esta contaminación digital está compuesta por 3 grandes grupos de elementos:

  1. La fabricación de los equipos TIC que usamos.
  2. Los centros de datos, que almacenan el contenido y alojan los servicios que usamos, principalmente en Internet.
  3. Las redes de acceso, el cableado y las antenas que transportan los datos.
La valorización de los residuos electrónicos es un primer paso sostenible

En lo relativo a las empresas de tecnología, éstas deben fabricar y transportar internacionalmente los equipos que producen, por lo que es muy importante que nosotros como consumidores valoremos que estos fabricantes adoptan un desarrollo de tecnología ética, que sea social y medioambientalmente responsable, con diseño sostenible y con una vida útil mayor.

En esta línea destacan investigaciones en eficiencia energética para los nuevos planteamientos de la inteligencia artificial (IA), no solo con mejoras en el hardware, sino también la eficiencia en los algoritmos y las prácticas de entrenamiento de modelos.

También se avanza en el diseño de chips más eficientes, con procesadores basados en tecnología de semiconductores de 7nm, sumado al actual desarrollo de los futuros chips de 5nm, la nueva frontera en la miniaturización, que prometen una reducción significativa en el consumo de energía.

Y no nos podemos olvidar de la implantación de la economía circular, empezando por la generalización de las políticas de reciclaje de equipamiento electrónico que mejoren las tasas de recuperación de estos dispositivos, jugando un papel decisivo las políticas gubernamentales, como los programas de devolución y reciclaje implementados por los fabricantes de dispositivos.

Después de los dispositivos electrónicos, otro grupo de responsables de la contaminación digital, son los centros de datos, grandes consumidores de electricidad ya que dan cobertura 24 horas al día 365 días al año a lo largo y ancho del mundo.

Tradicionalmente estos centros de datos se ubicaban en Asia, el Pacífico y Norteamérica y trabajaban tradicionalmente con compañías que generan gran parte de su electricidad a partir de combustibles fósiles.

De ahí que la transición energética se muestre como un paso indispensable hacía la sostenibilidad digital, ayudando gracias a incorporación de las energías renovables a reducir radicalmente la huella de carbono asociada a la operación de estos centros.

A esto se unen medidas ecointeligentes relacionadas con mejoras en la infraestructura de los centros de datos, incluyendo mejoras en la eficiencia de los sistemas de refrigeración, adopción de tecnologías de servidor más eficientes, y el uso de técnicas de gestión de la energía más inteligentes.

El último grupo de elementos que contribuyen a la contaminación digital es el de las redes de acceso, que son las responsables de conectar nuestros equipos con otros, siendo de vital importancia en el caso de Internet.

La tendencia del paso de gran número de conexiones de cable a inalámbricas ha provocado un mayor consumo eléctrico, que debe ser atendido por las compañías de suministro de energía, con su consiguiente impacto.

A esto hay que sumar que, a nivel usuario, ordenadores, teléfonos inteligentes y demás dispositivos conectados necesitan estar continuamente alimentados y refrigerados para su funcionamiento, lo que provocan un consumo continuado y creciente que agregado impacta de manera importante en los proveedores locales de energía.

Como hemos podido ver, existen soluciones a la problemática asociada al impacto ambiental de nuestro entorno digital, dependiendo en gran medida de una combinación de innovaciones técnicas, estratégicas y de políticas gubernamentales, pero también a un cambio de hábitos de nosotros como usuarios que nos lleven a ese tan necesario estilo de vida sostenible.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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