El aire es irrespirable. El calor es insoportable. Y el nivel de beneficios de los combustibles fósiles y la inacción climática son inaceptables. Las consecuencias son claras y trágicas: niños arrastrados por las lluvias monzónicas, familias que huyen de las llamas, trabajadores que se desploman bajo un calor abrasador. El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y es solo el comienzo.
Estas son las palabras de António Guterres, secretario general de Naciones Unidas (ONU), en un reciente llamamiento a la humanidad para enfrentar los estragos del cambio climático, afirmando que ya que hemos entrado a la era de la ebullición global.
La ebullición global implica que la crisis climática ha alcanzado un punto crítico que provoca una gran cantidad de eventos ambientales extremos, cambios drásticos en el clima y el derretimiento acelerado de los casquetes polares.
Pero no sólo hay cambios en los polos, en grandes zonas de América del Norte, Asia, África y Europa se está viviendo un verano cruel, y para los científicos, es inequívoco: los humanos tienen la culpa, siendo estos efectos totalmente consistentes con las predicciones y advertencias repetidas. La única sorpresa es la velocidad del cambio.
Recientemente el Servicio de Cambio Climático Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han confirmado que el mes de julio de 2023 ha registrado la temperatura promedio global más alta desde que comenzaron los registros.
Los científicos estiman que los niveles de calentamiento alcanzados durante las primeras tres semanas de julio de 2023 no tienen precedentes en 120.000 años
En concreto, la temperatura promedio de julio de 2023 ha sido de 16,95°C, bastante por encima de los 16,63°C registrados en el mismo mes de 2019.
Además, el 6 de julio de 2023 fue el día más caluroso nunca registrado, con una temperatura media de 17,08°C, siendo el récord anterior, medido el 13 de agosto de 2016, de 16,8°C.
Digno de mención es que todos los días entre el 3 y el 23 de julio de 2023 tuvieron temperaturas promedio superiores a esos 16,8°C del récord anterior.
En palabras de los expertos de Servicio de Cambio Climático Copernicus, las emisiones de origen antropogénico (generadas por el hombre) son la causa última de estos aumentos de temperaturas, anticipando nuevas cifras récord para los próximos meses de 2023.
No se puede negar que gran parte de estas emisiones procedente del uso desmedido de combustibles fósiles, y los efectos que provocan en el clima está afectado a muchos millones de personas, mostrando la cruda realidad del cambio climático y un anticipo del futuro.
La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) es más urgente que nunca. La acción climática no es un lujo, sino una obligación.
No obstante, podemos pasar a la acción y controlar la ebullición global incrementando la financiación de los planes de mitigación y adaptación alrededor de la crisis climática.
Recordemos que tras el Acuerdo de París de 2015 (COP21), los países desarrollados se comprometieron a entregar 100.000 millones de dólares al año a los países en vías de desarrollo para apoyar iniciativas contra el cambio climático, siendo la financiación efectiva desde 2020.
Esto no ha sucedido, por lo que es necesario retomar este esfuerzo, al mismo tiempo que los países del G20 fijan nuevos y más ambiciosos objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) con horizontes 2030 y 2040.
Otro hecho evidente es que combatir el cambio climático cuesta cada vez más a la economía mundial.
Estudios recientes estiman que el coste de limitar el calentamiento a 2°C representa el 1,5% del PIB global, mientras que para América Latina y el Caribe, cubrir los compromisos ambientales internacionales implica invertir entre el 7 y 19% del PIB anual de la región.
No solamente se trata de tener más recursos dedicados a combatir la crisis climática, sino que éstos deben administrarse y emplearse con estrategia para garantizar que su inversión cumpla su fin de manera ecointeligente.
Todo esto nos lleva a sumarnos al llamamiento que hace el secretario general de la ONU a favor de una acción radical y urgente, no dejándonos llevar por el desánimo ante este escenario preocupante.
Podemos detener lo peor, pero para ello debemos convertir un año de calor abrasador en un año de ambición abrasadora y acelerar ya la acción climática. Los líderes deben liderar. Basta de vacilaciones. Basta de excusas. Basta de esperar a que otros se muevan primero. António Guterres, Secretario General de la ONU
¿Te unes a la acción?