La economía circular puede inspirar un estilo de vida sostenible, asequible para nuestro día a día, en el que nosotros como ciudadanos podemos ser protagonistas de la nueva economía ejerciendo cotidianamente esa circularidad.
Si pensamos en el problema de los residuos domésticos nos podemos preguntar cómo evitarlos o al menos reducirlos.
Como sabemos, la mayoría de las respuestas pasan por acercarnos a los modelos de la naturaleza, donde lo que deja de ser útil en un ciclo pasa a tener su papel en otro ciclo.
Practicar la economía circular, sin duda, nos va a hacer más fuertes y adaptables ante todos los retos a los que nos tengamos que enfrentar.
Pero ante tanta información es fácil caer en el error en algunas ocasiones, de ahí que sea importante tener presente recomendaciones como las siguientes:
1. Confiar únicamente en la técnica, olvidando a las personas
Las iniciativas de economía circular se apoyan en la sociedad, incluso para iniciativas en apariencia exclusivamente tecnológicas.
Es necesario preguntar a las personas acerca de sus expectativas y su posición ante cualquier iniciativa de economía circular que se pueda formular y que afecte a las mismas.
2. Pensar que la economía circular es únicamente reciclar residuos
Diseñar sistemas para cerrar el circuito de los materiales es fundamental. Pero a veces se olvida la parte de reducir el flujo de materiales.
Son mucho más eficaces para reducir nuestra huella ambiental que cualquier iniciativa de recogida selectiva de bienes de usar y tirar.
3. Carecer de indicadores
Sin indicadores no sabremos si las cosas van bien o mal, es necesario ponerlos en relación con el tamaño de la iniciativa, estableciendo porcentajes.
También es necesario mostrar la evolución en el tiempo, para saber si las cosas van bien o se han atascado.
4. Confundir la economía circular con la publicidad
Las campañas limpias son acciones meritorias, pero no son economía circular, sino actuaciones de comunicación corporativa. Y algunas caen en lo que se conoce como lavado verde o greenwashing.
La economía circular, por el contrario, no se queda en la superficie, sino que trabaja con el núcleo del negocio, el corazón de la actividad de la empresa u organización.
5. Caer en el fetichismo de las certificaciones y las etiquetas
Las certificaciones y las ecoetiquetas son importantes y necesarias, pero a veces se convierten en un fin en sí mismas.
6. Olvidar el pasado
Una característica de la economía circular es que es ultramoderna y al mismo tiempo es la manera tradicional de funcionar de la economía.
Es importante averiguar cómo solucionaron nuestros antepasados muchos problemas, con la ventaja de que nosotros contamos además con tecnología avanzada.
7. Usar jerga para explicar la iniciativa
La mejor manera de dar a conocer una iniciativa de economía circular es usando palabras simples que describan exactamente cómo funciona su idea central.
8. Ignorar el ecosistema de la vida cotidiana
La economía circular en la gran industria puede hacerse a base de tecnología avanzada de procesos.
Pero, en general, el ámbito cotidiano o doméstico de la economía circular permanece relativamente inexplorado.
9. Permanecer en el nicho verde
Identificar una iniciativa de economía circular únicamente con el ecologismo puede limitar mucho el público que podría disfrutarla y aprovecharla.
La economía circular debe ayudar a resolver los problemas de la mayoría, no servir a una pequeña élite concienciada y con dinero.
10. Centrarse en un solo componente de la economía circular
Centrarse en el aspecto ambiental y olvidar los componentes social y económico puede llevar a que, si los 3 elementos (triple balance) no funcionan a la vez, nada funciona.
Si te interesa este tema puedes consultar el informe denominada Guía de Buenas Prácticas en Economía Circular con enfoque Leader, publicada por Nasuvinsa, y disponible en nuestro fondo documental ecointeligente.