La ciudad saludable: espacios de encuentro (3)

Cada vez somos más conscientes de la importancia del entorno local respecto a nuestra salud, ya que está condicionada, entre otros aspectos, por las circunstancias en las que las personas nacemos, crecemos, trabajamos y nos relacionamos, lo que se conoce como determinantes sociales.

Una ciudad saludable necesita de espacios de encuentro y convivencia para evitar el aislamiento, que desemboca en perjuicios en la salud

Se llama entorno al lugar y contexto en los que las personas viven y se desarrollan, y éste influye, de forma directa o indirectamente, en la salud.

El planeamiento y el desarrollo de este entorno está cada vez más presente en la concepción de un urbanismo saludable que influya a lo largo del ciclo vital de las personas.

Desde que nacen hasta que mueren, las condiciones de un entorno saludable mejorarán la calidad de vida en todos los rangos de edad de las personas

En este punto es necesario advertir que el fenómeno urbano es un hecho complejo, en el que todos sus aspectos están relacionados.

De tal forma que el objetivo de conseguir entornos saludables tiene que ver con la creación de espacios para caminar, con la introducción de la naturaleza en la ciudad o en la necesidad de atender a la formación de redes de convivencia.

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Dicho esto, es el momento de repasar la última línea que nos ayuda a alcanzar los objetivos de una ciudad saludable, en este caso, cómo crear espacios para el encuentro y la convivencia.

Promover este tipo de espacios servirá para salir del aislamiento, el individualismo y la soledad no deseada, que desemboca en perjuicios sobre la salud de las personas.

Deben ser espacios que posibiliten el desarrollo de actividades que no segmenten a los grupos de población, lugares pensados para provocar y facilitar el encuentro y la interacción intergeneracional.

Desde el planeamiento y el diseño urbano sostenible, diseñar espacios de encuentro y convivencia significa pensar en una red de espacios públicos con actividades para todas las personas, teniendo en cuenta su diversidad (edad, género, diversidad funcional, país de origen …), próximos a las viviendas, bien sean de nueva creación o reacondicionados, que sirvan con flexibilidad para encauzar actividades sociales, culturales, deportivas, educativas o de ocio desde la escala local.

Es fundamental incorporar la participación de la ciudadanía en el diseño de estos espacios

En este sentido, los espacios públicos con actividades variadas e intergeneracionales buscarán la creación de redes de personas activas, combinando las actividades presenciales con las virtuales, en base a intereses reales y comunes de la población, que se podrán conocer gracias a la participación ciudadana.

Para ello, será necesario pensar en una estructura de plazas, plazuelas, pequeños equipamientos flexibles, estratégicamente distribuidos por la ciudad, con buena accesibilidad y con zonas verdes de proximidad.

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Esperamos que te  haya resultado útil esta serie de artículos sobre cómo podemos conseguir ciudades más saludables y ecointeligentes.

Si te interesa este tema puedes consultar la Guía para planificar ciudades saludables, de Fariña J, Higueras E, Román E, Pozo E (2022), publicada por Ministerio de Sanidad, FEMP, Madrid. También disponible en nuestro fondo documental ecointeligente.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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