La defaunación nos empuja a la sexta gran extinción

Entendemos por extinción masiva un breve período de tiempo geológico en el que se extingue un alto porcentaje de la biodiversidad o de distintas especies. En este contexto, es importante tener en cuenta que, en el tiempo geológico, un período corto puede abarcar miles de años.

La defaunación y la pérdida de biodiversidad aceleran la Sexta Gran Extinción que está siendo provocada por la actividad del ser humano

Con anterioridad, nuestro Planeta ha experimentado hasta 5 eventos de extinción masiva, ocurriendo el último de ellos hace más de 65 millones de años, acabando con la existencia de los dinosaurios.

Actualmente podemos decir que estamos inmersos en una Sexta Gran Extinción, donde la pérdida masiva de biodiversidad en esta ocasión está provocada por la actividad del ser humano.

El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación ha sido concedido en su XVI edición a Gerardo Ceballos (Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM) y a Rodolfo Dirzo (Universidad de Stanford) como investigadores en la vanguardia de las ciencias de la ecología y la conservación, cuyo trabajo ha demostrado que las tasas actuales de extinción para muchos organismos son mucho más altas que las producidas a lo largo de los dos millones de años precedentes.

Estos científicos han contribuido a cuantificar la magnitud de esta Sexta Gran Extinción, de manera que, al documentar la galopante desaparición de animales y plantas en algunos de los hábitats de mayor biodiversidad de la Tierra, han ayudado a revelar que la actual crisis de biodiversidad es un periodo de especial aceleración en la pérdida de especies que está teniendo lugar en todo el mundo y para todos los grupos de organismos, y el primero que está ligado directamente al impacto de una sola especie: la humana.

En concreto, los ecólogos galardonados son referentes en el estudio de la llamada defaunación, un término acuñado por Dirzo para describir las alteraciones causantes de la desaparición de animales en la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas.

Sus trabajos han revelado los destructivos efectos en cadena que puede generar la eliminación de una especie, al perturbar la red de interacciones que mantiene con otros organismos, así como sus impactos sobre la población humana, debido a la pérdida de los bienes y servicios que proporcionan.

Estas investigaciones han contribuido a aportar la base científica necesaria para impulsar la adopción de medidas de conservación fundamentadas en la evidencia

Los trabajos experimentales de los profesores Ceballos y Dirzo han cuantificado la tasa de pérdida de especies, y lo verdaderamente sorprendente de sus resultados es cómo esta tasa de extinción de especies, lo que se llama el proceso de defaunación, está aconteciendo hoy a una velocidad varios órdenes de magnitud por encima de la tasa documentada a lo largo de los últimos dos millones de años.

Eso demuestra que estamos ante una situación realmente alarmante que los investigadores galardonados han documentado y cuantificado en miles de especies de vertebrados, invertebrados y de plantas y, a medida que se van perdiendo especies, también se van perdiendo funciones vitales, y estas funciones son las que prestan servicios esenciales.

Este trabajo ayuda significativamente a la comprensión de cómo estas pérdidas afectan a la resiliencia y la sostenibilidad de nuestros ecosistemas, arrojando luz sobre la urgente necesidad de acciones de conservación para preservar la integridad de estos sistemas vitales para nuestra supervivencia.

El origen de la colaboración entre estos científicos se remonta a principios de los años 80 del pasado siglo, cuando ambos coincidieron en la Universidad de Gales (Reino Unido), donde Dirzo hacía su doctorado mientras Ceballos completaba sus estudios de Máster.

Tras esta etapa inicial, Gerardo Ceballos ha dirigido su investigación hacia el estudio de la fauna y la magnitud de la extinción, y Dirzo se ha centrado en el estudio de las interacciones ecológicas entre plantas y animales, así como las consecuencias de esa extinción.

El trabajo de Ceballos cuantificando las tasas de extinción actuales desembocó en una investigación en la que buscaba compararlas con las tasas de extinción de épocas pasadas.

La evolución funciona como un proceso de extinciones y de generación de especies. En tiempos normales, hay más especies que se originan de las que desaparecen, la diversidad va incrementándose.

Como ya hemos comentado, ha habido 5 extinciones masivas en los últimos 600 millones de años, y todas tienen la característica de que fueron muy catastróficas, desapareciendo el 70% o más de las especies del Planeta, teniendo en común que fueron causadas por una catástrofe natural, y fueron muy rápidas en tiempo geológico, cientos de miles o millones de años.

Tras un minucioso análisis de numerosas especies, Ceballos ha podido concluir que las tasas de extinción de vertebrados hoy en día son entre 100 y 1.000 veces más altas que las que han prevalecido en los últimos millones de años.

Esto quiere decir que las especies de vertebrados que se extinguieron en el último siglo deberían haberse extinguido en 10.000 años, siendo ésta la magnitud de la extinción en la que estamos inmersos.

Este escenario tiene 3 implicaciones importantes: La primera es que estamos perdiendo esa historia biológica. La segunda es que estamos perdiendo a estos seres vivos que nos han acompañado y que han sido fundamentales en la evolución del ser humano. Y la tercera es que todas estas especies están ensambladas en ecosistemas que proveen a los seres humanos de servicios ambientales que hacen posible la vida en la Tierra.

Sin estos servicios ecosistémicos no hay manera de que se pueda mantener la civilización como la conocemos.

En este sentido, Ceballos enfatiza que la extinción de especies es el punto final de este proceso, pero que la extinción de poblaciones es igualmente preocupante porque son las poblaciones de especies las que proveen los servicios ambientales a nivel local y regional.

Para Ceballos la crisis de la biodiversidad que vivimos es de una magnitud similar a la del cambio climático, por lo que es necesario vincular el problema de la extinción de especies con el problema del cambio climático y entender que es una amenaza para el futuro de la humanidad.

A su regreso de Gales, Rodolfo Dirzo se incorporó a la UNAM y viajó a una reserva natural perteneciente a la Universidad en el estado de Veracruz (México) donde está el bosque tropical que se encuentra más al norte en el Planeta, dándose cuenta del impacto antropogénico en los alrededores de la reserva.

Aquella reserva en Veracruz contaba con una selva exuberante y muy verde, pero Dirzo pudo constatar que allí apenas vivían animales y, por tanto, las hojas de las plantas crecían sin límite al no servir de alimento a ningún otro organismo.

Por analogía con el concepto de deforestación, acuñó el término defaunación para referirse a esta ausencia descompensada de animales, siendo una forma de ilustrar que, así como hay un problema serio de deforestación en los ecosistemas del planeta, también hay un problema serio en la disminución y posible extinción de las especies de animales.

Según explica Dirzo, estos efectos desencadenan un fenómeno que denomina de ganadores y perdedores: cuando los animales grandes se extinguen localmente, se convierten en perdedores, y los animales más pequeños, como los roedores, se benefician de su ausencia y por tanto son ganadores. Pero estos animales más pequeños portan patógenos. A su vez, si aumentan las poblaciones de los animales portadores de patógenos, podrían transmitir estas enfermedades a los seres humanos.

No es necesario que se extinga toda la población local de una especie para que suponga un problema ecológico. Si no existen suficientes individuos para mantener poblaciones viables, esta especie ya no puede interactuar con el resto de organismos y cumplir su función en el ecosistema, siendo lo que Dirzo llama especies zombi.

Este investigador identifica 5 factores clave y entrelazados que contribuyen a la defaunación: el cambio de uso de la tierra, para convertirla en pastizales o urbanizarla; la sobreexplotación de los recursos, la contaminación, la introducción de especies no nativas, o invasoras, en ecosistemas donde no pertenecen; y el cambio climático.

Finalizamos recordando que la Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento reconoce con estos premios internacionales a aquellas contribuciones científicas de amplio impacto por su originalidad y significado teórico, así como por su capacidad para avanzar en la frontera de lo conocido.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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