Del combustible fósil a los datos ecointeligentes: cómo la digitalización impulsa la movilidad sostenible

La digitalización y la transformación hacia una movilidad más sostenible son temas cruciales en el contexto actual, especialmente en Europa, donde la Comisión Europea ha hecho de la movilidad un pilar estratégico.

La digitalización juega un papel crucial en esta transición hacia una movilidad sostenible, ya que permite una gestión más ecoeficiente

Como podemos observar, el sector del transporte está atravesando una profunda transformación, como lo demuestra la Semana Europea de la Movilidad, campaña de sensibilización que aboga por cambios en la forma en que nos desplazamos.

Esta transición no solamente tiene un impacto ambiental, sino que está directamente vinculada a la adopción de nuevas tecnologías, la regulación, y la digitalización.

Uno de los principales desafíos para lograr una movilidad sostenible es la electrificación del transporte, en particular la transición hacia flotas de vehículos eléctricos, y es que, a pesar de los avances, el despliegue masivo de estas flotas se enfrenta a la falta de infraestructuras adecuadas de recarga, obstáculo que afecta tanto a la eficiencia de los servicios como a su viabilidad a largo plazo.

Este reto es especialmente evidente en el transporte de mercancías, donde se requiere infraestructura de carga rápida y de alta potencia, capaz de cubrir largas distancias y satisfacer las demandas de plazos ajustados.

En nuestro entorno, la inversión en infraestructuras de carga está siendo promovida tanto por la Unión Europea como por los estados miembros a través de programas como el CEF-Transport, con la prioridad AFIF (Alternative Fuels Infrastructure Facility) y, aunque estas iniciativas son cruciales, es igualmente importante que se implementen medidas que ayuden a las empresas de transporte a financiar la transformación de sus flotas.

La inversión en infraestructura debe ir de la mano con mecanismos de financiación para las empresas, evitando que la incertidumbre en uno de estos frentes ralentice el progreso en ambos.

No obstante, la electrificación no es la única solución para avanzar hacia una movilidad más limpia, ya que existen otras fuentes de energía que también están siendo exploradas, como el hidrógeno, los biocombustibles (metanol, etanol), el gas natural comprimido y licuado, e incluso la energía solar fotovoltaica, aunque esta última parece más adecuada como fuente auxiliar.

De todas estas alternativas, el hidrógeno se perfila como una de las más prometedoras, especialmente para el transporte de larga distancia en sectores como el transporte marítimo, ferroviario y aéreo y, si bien el gas natural ha sido utilizado durante años, no ha logrado resolver completamente el problema de las emisiones, lo que ha impulsado la búsqueda de nuevas opciones.

Uno de los sectores donde más visible es la transformación hacia una movilidad sostenible es el transporte público, siendo la electrificación de los vehículos, tanto en flotas urbanas como en iniciativas de transporte personal compartido, como bicicletas y patinetes eléctricos, un claro ejemplo de este cambio.

Además, la implementación de zonas de bajas emisiones (ZBE) y otras medidas urbanas refuerzan este compromiso con la sostenibilidad, pues las ciudades son entornos ideales para la adopción de vehículos de cero emisiones, apoyados por redes flexibles y conectadas de transporte intermodal.

Sin embargo, aún persisten importantes retos en cuanto a la movilidad periurbana y, sobre todo, en la conexión con áreas rurales, que a menudo quedan fuera de los planes de electrificación y descarbonización.

El avance hacia una movilidad sostenible no solo depende de la tecnología, sino también de los marcos regulatorios y la aceptación social. En el caso de los vehículos autónomos, por ejemplo, aunque las tecnologías están avanzando rápidamente, existen barreras significativas para su adopción generalizada.

Estas barreras no son únicamente tecnológicas, sino también sociales y regulatorias, vinculadas a la percepción de inseguridad, tanto física como digital, y a la falta de infraestructuras y legislaciones específicas. Así, superar estas barreras será clave para que los vehículos autónomos puedan integrarse de manera efectiva en el sistema de transporte.

La transformación digital jugará un papel crucial en esta transición, permitiendo los avances en ciencia de datos, inteligencia artificial (IA) y comunicaciones una gestión más eficiente de las flotas y las infraestructuras de transporte.

La integración de sistemas de datos que incluyan información sobre usuarios, vehículos e infraestructuras permitirá, por ejemplo, gestionar rutas de transporte bajo demanda casi en tiempo real, optimizando la eficiencia y reduciendo el impacto ambiental. Las aplicaciones móviles ya no sólo se utilizarán para la reserva y el pago de servicios de transporte, sino también para el seguimiento en tiempo real de las rutas y la conexión entre diferentes modos de transporte.

El impacto de la digitalización también se extiende al ámbito laboral, pues la automatización y la adopción de tecnologías avanzadas, como los vehículos autónomos, inevitablemente cambiarán el panorama laboral del sector del transporte.

Si bien algunos puestos de trabajo tradicionales, como el de conductor, podrían desaparecer, surgirán nuevas oportunidades laborales en áreas como la digitalización, la gestión de datos y la formación especializada.

En este sentido, la sociedad actual, que cuenta con un nivel de educación y especialización más elevado que en el pasado, puede ver en esta transformación una oportunidad para la integración de los jóvenes en el mercado laboral.

La movilidad compartida, que ha experimentado un crecimiento significativo en las ciudades, también se enfrenta a desafíos importantes, siendo uno de los más relevantes la creación de infraestructuras adecuadas que faciliten su uso y aumenten la seguridad de los usuarios.

La transformación de las áreas urbanas en ecosistemas de movilidad más eficientes, sostenibles y conectados requiere una inversión considerable en infraestructuras, así como un cambio en la percepción social y el desarrollo de marcos regulatorios que favorezcan su adopción.

Desde un punto de vista regulatorio, uno de los cambios más significativos en el sector ha sido la implementación de restricciones de tráfico en zonas urbanas, especialmente en lo que respecta a las zonas de bajas emisiones (ZBE) y la prohibición de vehículos más contaminantes.

Sin embargo, aún existen vacíos normativos que deben ser abordados para fomentar una mayor innovación, como la regulación unificada de los vehículos personales, como los patinetes eléctricos, o la creación de un marco legislativo claro para la conducción autónoma y el uso de drones en entornos urbanos.

En cuanto a la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías, los proyectos de investigación y desarrollo (I+D) y las convocatorias de innovación juegan un papel esencial en la adopción de nuevas soluciones en el sector de la movilidad.

Programas como el EIT Urban Mobility, que lanza convocatorias anuales para abordar los desafíos de movilidad urbana, permiten a las empresas implementar soluciones avanzadas basadas en tecnologías habilitadoras digitales (THD) en entornos reales, lo que facilita su adopción a gran escala.

Otro ejemplo relevante es el conocido como Cities Mission del programa Horizonte Europa de la UE, centrado en la descarbonización y digitalización de las ciudades europeas. Estas iniciativas permiten a las ciudades probar nuevas tecnologías y diseñar planes de replicación para otras áreas urbanas, contribuyendo así a la creación de un modelo de movilidad más sostenible y eficiente.

En conclusión, la digitalización es un factor clave para lograr una movilidad sostenible. Las tecnologías habilitadoras digitales, el desarrollo de infraestructuras adecuadas y la implementación de políticas regulatorias coherentes son elementos imprescindibles para superar los desafíos actuales y transformar el sector del transporte.

A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible, la colaboración entre el sector público, las empresas y la sociedad civil será esencial para garantizar que los beneficios de estas innovaciones lleguen a todos los rincones del ecosistema de movilidad, desde las grandes ciudades hasta las áreas rurales más remotas.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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