Mejorar el impacto ambiental y social se ha convertido en una prioridad para las empresas. Este impacto abarca tanto la huella de carbono, que se refiere a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como la huella social, que considera los efectos de la actividad empresarial sobre una comunidad. Trabajar en la reducción de la huella de carbono y en la mejora del impacto social no solo beneficia al medioambiente y a las personas, también fortalece la reputación de la empresa, atrae inversores y clientes, y asegura el cumplimiento de regulaciones.
Huella de carbono y huella social
La huella de carbono corporativa mide las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) o el óxido de nitrógeno (N2O), que una empresa libera directa o indirectamente a la atmósfera. Estas emisiones pueden provenir de diversas actividades, como la producción, el transporte o incluso el consumo energético en las oficinas.
Por otro lado, la huella social evalúa cómo las actividades de una empresa afectan a la sociedad en la que opera, a sus individuos, derechos y bienestar. Esto abarca distintos aspectos como el empleo y las condiciones laborales, los derechos humanos y laborales, la inclusión y diversidad …
Beneficios de mejorar el impacto ambiental y social
Reducir la huella de carbono y mejorar la huella social, además de ser una responsabilidad ética, ofrece a las empresas beneficios tangibles.
La gestión adecuada de estos impactos puede acrecentar la reputación empresarial, lo que sin duda atraerá clientes, retendrá talento y abrirá nuevas oportunidades de financiación.
Además, una gestión eficiente de recursos y una optimización de procesos pueden disminuir costes y aumentar la eficiencia operativa, lo que se traduce en beneficios económicos directos.
En la actualidad, las prácticas sostenibles y socialmente responsables permiten acceder a nuevos mercados, ayudan a marcar la diferencia entre tanta competencia, impulsan la innovación y facilitan las alianzas con organizaciones que comparten idénticos valores.
Estrategias para reducir la huella de carbono y mejorar la huella social
Entre las acciones que puede realizar una empresa para reducir su huella de carbono están las inversiones en eficiencia energética, el uso de energías renovables, la inversión en proyectos medioambientales o la contratación de tarifas de luz especiales para empresas.
Además, es aconsejable que optimicen la cadena de suministro. Esto se logra seleccionando proveedores comprometidos con la sostenibilidad y aplicando prácticas de logística más ecoeficientes.
Por otra parte, conviene fomentar el reciclaje y la gestión adecuada de residuos dentro de la empresa. Involucrar a los empleados en estas iniciativas fortalece la cultura ambiental y asegura un cambio duradero.
Por último, las empresas pueden mejorar su huella social, por ejemplo, creando empleo, ofreciendo condiciones laborales justas, apoyando iniciativas comunitarias, respetando los derechos humanos, apostando por la transparencia o contribuyendo al bienestar social, entre otras medidas.